Desperté viendo un techo diferente al de siempre, bajé un poco la mirada vi paredes todas cubiertas por brillantes mayólicas, el sol se colaba por una ventana entreabierta, vi una puerta que no conocía, me levanté de aquella fría cama, sentía tanto frío y era por mi desnudez, mi ropa tirada en el piso…

Comencé a llorar de rabia, de ira y de dolor; jalé sábanas y almohadas; las tiré por todo con odio como si quisiera ser yo el que esté siendo golpeado contra la pared; ahora entendía que había pasado…

Un día antes no fui a trabajar, tenía el turno nocturno pero aún así decidí no ir y es que tenía una fiesta que prometía mucho, un reencuentro con personas que hace 10 años no veía, conversa y conversa, trago y trago, broma y broma; llegó las 6 am. El celular sin batería me hacia pensar que habías llamado muchas veces, quizás fueron unas 20 o quizás unas 30 llamadas… salimos de la casa con un grupo, pero el licor aun estaba en mi sangre, seguía recorriendo cada parte de mi, desde mis pies a mi cabeza. Llegué a mi paradero solo, ya mis compinches se habían marchado… una mirada me buscaba y la mía correspondió, no lo niego era el morbo de ver que alguien se me lanzaba con la mirada y me desnudaba de pies a cabeza… una seña y ya estábamos juntos en el taxi rumbo a un cuarto de hotel… llegamos, tocamos y entramos…

Domingo al medio día llegaba a mi casa, odiándome, mal con el cuerpo y peor en ánimos, puse a cargar el celular sin que en casa me dijeran que llamaron mis amigos a preguntar por mi! (sabía que eras tú), tratando de dormir me preguntaba Porque? Cómo había llegado a esa situación? – llamaste y contesté, quedamos en vernos…

Al cabo de las 5 de la tarde estaba en el lugar de siempre, no podía verte a la cara, preguntaste si algo pasaba, mi primera respuesta fue que estaba adormecido aún por la noche trágica… miraba tus ojos, tu semblante era de molestia, tus cejas, tus mejillas y entonces empecé a contarte lo que había pasado al mismo tiempo que lágrimas se me salían sin control, dicen que suelo ser duro pero en ese momento me quebré por dolor y vergüenza; subí la cara un poco te tomé de la mano y te pedí perdón mientras tu llorabas, quisiste levantarte y te detuve, tomé tu mano y te dije: Perdóname, no me dejes por favor!!! – Te levantaste y te fuiste, estuve sentado 10 minutos ahí, pensando y secando mis lágrimas además era mi culpa y entendía el por que te ibas. Empecé a caminar, cuando crucé la salida te pude ver, viniste me abrazaste y me pediste que me tranquilice y que estarías tu ahí, que no te irías… Ayer recordé ese día, ayer recordé que no te fuiste…

Hoy no estamos juntos y los últimos meses han sido de problemas para ambos, pero esa ya es otra historia. Aunque no lo leas, muchas gracias por ese día, por todos los días que estuvimos juntos…

Para SsMm