¿Voy o no voy? Me da un poco de temor, pero me da curiosidad. Mis amigos me hablan de ese lugar… un lugar entretenido, diferente, mágico en ciertas maneras… un lugar donde puedes ser lo que quieras ser… ¡Qué mierda! Quiero ir, quiero conocer para saber si me gustará o no. ¿Y si me gusta? ¿Y si no me gusta…?
Ya es de noche y me empiezo a alistar. No sé como vestirme. No sé si me mirarán feo por la manera en como vaya vestido. ¡Qué importa! De todas maneras quiero conocer.
Me despido de mis padres, les digo que volveré en la madrugada y me desean que me vaya bien a donde quiera que vaya… ¿Qué me vaya bien? ¿Acaso intuyen a donde iré? Irónico.
Paro un taxi, le digo la dirección y el conductor me mira con incredulidad y curiosidad como si estuviera preguntándose a si mismo si soy o no soy. Me siento atrás, y no converso nada con el chofer… tan solo miro por la ventana las luces de la ciudad; y sin darme cuenta, llegue a ese lugar. Le pago al taxista por su servicio y bajo de su vehiculo con cierto temor…
Llego a la entrada, y la persona de seguridad me observa de pie a cabeza. Con mucha amabilidad me pregunta si tengo DNI, le digo que sí y se lo enseño. Mira mi DNI y luego me mira a mi, me siento incomodo… ¿por qué tanta cosa para entrar? ¿Acaso tengo cara de niño? ¿O será porque soy nuevo? ¿O estará memorizando mi dirección y nombre completo para chantajearme? ¡Qué nervios carajo! Luego de un buen rato, innecesario por cierto, me dice que entre y que me divierta. Entro por fin. Y otra persona me dice que me detenga. ¡Mierda, y ahora qué! Esa persona que no sé quien era, que no se presento, empieza agarrar mi cuerpo, a investigarlo, tratando de buscar algo… ¿Qué buscará? ¿Droga? ¿Cuchillos? ¿Cámaras? ¿Alcohol? ¿Comida? ¿Qué buscará esa persona? Después de manosearme (porque realmente me sentí manoseado de pie a cabeza) me dice que pase. Le sonrío y le digo que muchas gracias. Pago la entrada correspondiente y me ponen una cinta en mi muñeca... y por fin entre, entre a ese mundo de “despreocupaciones”… a ese mundo donde todo es “felicidad”… a ese mundo donde podría ser lo que quiera ser…
¿Izquierda o derecha? Izquierda: una zona interesante… música en inglés… movimientos raros y “sensuales”. Derecha: otra zona interesante… música mas en español, pachanguera, movida… movimientos en conjunto con un poco mas de sabor. Parin de don pingüe. Izquierda será la primera zona. Entro con un poco de temor y me pongo en un rincón a observar. La sala era grande, con muchas luces que se movían sincronizadas con la música que ponía la o el DJ, y el humo infaltable. Veo muchos chicos y algunas chicas. ¿¡Tanta gente como yo había en Lima!? Interesante, muy interesante. Algunos chicos bailan muy sensualmente mirándose al espejo. Otros chicos simplemente bailan besándose con otros chicos. Algunos bailan en grupo. Y pocos bailan solos, y pensaba que valientes son ellos. También observo que algunos chicos eran muy obvios y otros no… otros eran “recatados” y otros no… ¿qué significa eso? ¿Qué son o no son? Raro, muy raro… Las chicas por otro lado, están en grupo, tomando cerveza y bailando. Besándose. Haciendo joda. Algunas chicas son muy lindas y femeninas, y otras eran más masculinas pero lindas también. Todos bailan felices. Bailan disfrutando la música y admito que era buena música; diferente pero buena. De repente, siento que me están mirando. ¿Quién me mira? No puedo ver porque esta oscuro. Luego siento que me agarran el hombro y me pregunta si quiero bailar. Atónito. ¿Qué hago? ¿Si o no? ¿Pero quien es? ¿Por qué quiere bailar conmigo? Es un chico de mi tamaño, delgado, y con unos ojos bonitos. Pero le digo que no. Me mira, me sonríe y me dice que tal vez después… y se va. ¡Qué hice! ¡Qué tonto soy! ¡Por qué le dije que no!… No tuve tiempo en pensar en lo que acabo de hacer ya que salieron ellas… o ellos. Salieron al escenario. Sus cuerpos son delgados, medio curvilíneo. Mucho maquillaje, brillo, piel al descubierto, peinados inmensos, tacos con plataformas demasiados altos. Caminan con sensualidad. Se mueven con sensualidad. Bailan con sensualidad. Son l@s div@s del lugar. Hicieron su espectáculo, que a mi parecer fue muy gracioso y divertido.
Después compro un trago, vodka, y me dirijo esta vez a la zona de la derecha. La música mas tonera y divertida. La gente baila al son de las canciones. Las luces, el ambiente y el alcohol se vuelven cómplices de las personas en la pista del baile. Las chicas, chicos y otros se divierten, gozan, viven. Y de nuevo aparece él. Me sonríe y me dice que ya es después. Le devuelvo la sonrisa y acepto su invitación. Me agarra de la mano y me lleva a la pista de baile. Se presenta, me dice su nombre y después le digo el mío. No sé como bailar. Era la primera vez que bailaba con otro de mi mismo sexo. ¿Cómo se baila? ¿Cómo bailo? ¿En este momento quien hace el papel de mujer y quien el hombre? ¿En este tipo de baile hay papeles? Mi acompañante me mira y me pregunta si es la primera vez que piso este lugar… ¡DIOS, TAN OBVIO ESTOY! Le sonrío y me pongo colorado. Me contesta que no hay problema y que me enseñaría el lugar… Bailamos tanto en la zona de la izquierda como en la de la derecha. Nos pasamos hablando. Riendo. Tomando. Había encontrado a mi primer amigo de este lugar.
Nos sentamos para seguir conversando. Le hago muchas preguntas, nos conocemos mejor… hasta que le pregunto si ese lugar siempre esta así, lleno total, con gente alegre, divirtiéndose; y me responde con algo que jamás olvidaría: En este lugar no todos siempre paran felices y/o alegres. En este lugar, o en los otros lugares que tal vez algún día también vayas a conocer, la gente se libera. Aquí pueden ser como quieren ser. Nadie los juzgara. Nadie los mirará mal. Nadie los insultará. Aquí pueden dar un beso a su pareja, punto, agarre, tire sin que les de vergüenza. Aquí pueden bailar entre amigos. Aquí olvidan sus problemas de afuera, de la discriminación, del miedo… aquí pueden bailar, cantar, sentirse libres. Tal vez sea por un momento, pero algo es algo, ¿no?...
Me quedo pensando en lo que me dijo por un buen rato y siento que es verdad. Nos quedamos en silencio. Luego me dice que tenía que irse, que ya era muy tarde. Y le digo que también me tenía que ir. Nos vamos. Salimos del lugar sin que antes nos digan las personas de seguridad que regresemos pronto. Cruzamos la pista y él para un taxi. Intercambiamos números de celular y me dice para salir cualquier día para seguir conversando; yo le digo que normal. Se sube al taxi y se va. Me quedo al frente de ese lugar esperando otro taxi. Pasa unos segundos y paro al fin al vehiculo. El chofer me queda mirando medio desconfiado, como si estuviera preguntándose si soy o no soy. Le doy mi dirección y luego de regatear subo al carro. Y mientras el conductor acelera, volteo y veo el letrero iluminado del lugar que jamás olvidare, que tal vez vaya de nuevo, o que tal vez nunca mas vaya, el lugar donde la gente se puede liberar: DOWNTOWN.