El titulo necesita una explicación. Cada país tiene tradiciones, culturas, lengua y estructuras que le son propias .Esto le otorga colorido a las formas de vida de sus habitantes. Las fronteras de una nación no solo implican la geografía, son límites que nos hablan de pasados comunes, historias similares y destinos compartidos.
Los homosexuales no escapamos a esos límites de tal manera que no es lo mismo ser gay en Estados Unidos, Brasil, España, Portugal, Argentina o Países Árabes.
Ser gay en el Perú es también distinto.
Sin embargo existen situaciones que son universales y que no podemos ignorar.
Siempre pensé que las soluciones que encuentra una nación a sus problemas tienen que tener el sello que la distingue de otras, pero el sello es algo que corona la identidad de un pueblo.
La identidad en si misma es patrimonio de nuestra especie humana.
En Argentina durante la primera mitad del siglo XX, se dio un fenómeno muy particular. Los homosexuales que vivían en el interior del país provocaban escándalo familiar, social y religioso. Una gran mayoría tuvo que ocultarse de la manera mas cruel e indigna, el resto obligados por sus familias debieron emigrar a Buenos Aires, en tanto que los herederos de grandes fortunas partieron hacia Europa. Paris y Londres fueron los destinos obligados. España a causa del franquismo era el infierno evitado. Casi todos tuvieron desarrollos personales destacados. Los que se quedaron en sus lugares también pudieron hacerlo pero pagando un precio altísimo que fue renunciar al derecho de tener una vida privada de acuerdo a su sexualidad. En muchos casos esa vida se desarrollaba en los bordes siniestros de la transgresión .Para tener un orgasmo había que ocultarse y si eran descubiertos la sanción social era enorme.
Poco a poco Buenos Aires se fue transformando en la ciudad donde se podía respirar una leve brisa de permisividad. Los gays porteños nativos y los refugiados del interior de país comenzaron a tener una importante presencia en la literatura, en la moda, en el teatro, en el cine y también en la ciencia. O sea en todas las actividades importantes o no. Curiosamente la gran ciudad planteaba la posibilidad de tener derecho a una vida privada, pero el precio que se exigía era ser sobresaliente.
Los vaivenes políticos promovidos por los golpes de estado militares obligaban a una gran prudencia pero, claro esta, en las fuerzas armadas también había homosexuales y en esos momentos ser un gay destacado por una actividad pensante era peligroso.
Sea puto pero sea brillante, era la consigna de fondo en esos años.
Yo alcancé a vivir ese mandato. Nací en un pueblo del interior argentino y en una familia que me cuidó y preservó mucho. Vine a vivir en Buenos Aires por mi profesión y nunca descarté que lo hiciera también por mi condición sexual pero aclaro que nunca me sentí un exiliado.
Cuando concursé para conseguir mi primer trabajo pronto se me hizo evidente que a igualdad de condiciones con un heterosexual yo perdía, entonces tuve que exigirme a ser lo mejor que podía y hasta ahora lo voy logrando. Era claro que tenia derechos por mi rendimiento intelectual y no por mi condición sexual que no era cuestionada pero si vigilada.
Mi historia no es distinta a la de otros homosexuales en diferentes lugares del mundo. En la medida que nos integramos a una maquinaría productora de bienes de consumo y económicos tenemos derechos .Tampoco es distinta a la de otras personas sea hetero u homosexuales.
Uso y usaré la palabra derechos porque corresponde, pero también porque hace a la esencia de mi planteo. Los homosexuales somos seres humanos y como tales nos corresponden los mismos Derechos Humanos que rigen en todo el mundo.
¿Cabe alguna duda?
Si, muchas. El pensamiento del fanatismo y la homofobia se ha encargado de sembrar muchísimas. Desde hace exactamente veintiún siglos lo viene haciendo con los ropajes de la ideología cristiana.
Aclaro algo que siempre se confunde, si bien no soy religioso y es claro porque no, no cuestiono al que lo es.
Pero no se puede negar que desde que el cristianismo como conjunto de ideas penetró en la historia de la humanidad el modelo de hombre/mujer es: blanco, heterosexual, occidental y cristiano, de esta manera se obtienen los superderechos. Cuando cualquiera de estos caracteres esta ausente se desata la discriminación mas desenfrenada.
Al aclararse que los derechos de las minorías sexuales integran el conjunto de los Derechos Humanos el pensamiento se vuelve mas transparente pero quizás la acción más difícil.
No por casualidad los países donde la discriminación se volvió diaria opresiva e inaguantable son aquellos que solucionaron el tema del matrimonio de personas del mismo sexo.
Sudáfrica con el apartheid.
Estados Unidos con la lucha racial.
Europa ante el azote del nazifascismo
España frente al franquismo
Argentina que todavía sigue enterrando los muertos del proceso terrorífico que suspendió las más elementales garantías.
El fanatismo y la discriminación no son ni de derecha ni de izquierda. Ese aprendizaje costó mucho. Baste recordar al castrismo en Cuba, si bien en este momento tiene una política de apertura, todavía no reivindicó a los intelectuales homosexuales a los que torturó y expulsó de la isla .Reynaldo Arenas es el ejemplo mas elocuente murió de Sida, solo y pobre luego de ser expulsado mientras se hacia famoso en Europa.
Para defender un derecho hay que ser visible, poner la cara y el nombre, no se puede defender nada desde las sombras. Es la enseñanza que dejaron tantos líderes entre los que elijo a Harvey Milk porque todos lo conocemos, cuanto menos por haber visto la película.
Comenzaba sus discursos diciendo “Me llamo Harvey Milk y vengo a reclutarlos”
¿A quienes? A todos.
En 1978 en un famoso discurso que se conoce como Hope (Esperanza) terminó con esta frase “Si un gay puede, las puertas están abiertas para todos”.Diez meses después lo mataron.
Si peleamos por los derechos que nos corresponden el ejercicio debe ser pleno. Pelear por “derechitos” no sirve y es lo que sucedió con la ley de Unión Civil. Rigió en Buenos Aires y algunas provincias desde hace ocho años y constituyó una gran equivocación aceptarla, cuando fuimos por el matrimonio civil la repuesta fue”Ya tienen la unión civil ¿qué quieren ahora?” Cuando respondimos que queríamos ser iguales ante la ley nos declararon ciudadanos de segunda.
Sirvió todo sirve, reunimos las argumentaciones mas importantes de todas partes del mundo mientras que los fanáticos tuvieron que adulterar, mentir o cambiar los argumentos. Las Iglesias Cristianas vinieron en su ayuda a condenar la perversión de la homosexualidad que correspondía al plan del Maligno. Todo fue inútil y el 14/15 de julio de este año se aprobó la ley del Matrimonio Civil.
La lucha es de los gays, pero los votos son de los pueblos. Un derecho es de todo los habitantes de un país y no de un grupo en especial. Las leyes se usan desde la antigüedad para igualar y no para establecer diferencias.
Los putos somos seres humanos.