2010 ha sido un año muy intenso para mí. Divorcio en mi familia, decisiones de carrera, cambios en el trabajo, auto-reconocimiento como gay, meses de depresión y ansiedad, picos emocionales, picos terapéuticos, reconciliación y estrechez con el lado paterno, labor social y uno que otro problema financiero. En medio de todos estos hechos debo admitir que este ha sido uno de los años más constructivos y significativos de mi vida, y no me gustaría que termine sin hacer algo que ahora considero fundamental: dar gracias.
No es que sea el final de mi vida o que haya ganado algún premio, creo que no hace falta que eso suceda. Simplemente siento que mucho de lo que tengo y soy en este momento se lo debo a varias personas que me han dado la oportunidad de vivir experiencias nuevas. Recuerdo que en el pasado solo renegaba y reclamaba al mundo por aquello que no tenía o no era, y con el pasar del tiempo comprendí que solo lograría lo que quisiera partiendo de lo que sí tengo y soy, y siendo generoso con los demás, sobre todo con los más necesitados.
Quisiera empezar agradeciendo a mi psicóloga por los años de acompañamiento en los que he estado descubriendo y aceptando a la persona que soy. Con ella iniciarían los cambios más positivos de mi vida a los 15 años de edad. Hoy, a poco tiempo de cumplir 22 años y cerrar este largo proceso, solo me queda agradecerle por haberme escuchado, aconsejado y especialmente por no haberme juzgado cuando sentía que todos los demás lo hacían.
Quiero agradecer al médico alternativo que se cruzó en mi vida hace dos años. A su lado entendí que para realmente sanar mis heridas tendría que pasar por mucho dolor. Y así fue, este año estuvo lleno de llanto, pero generado por algo que comprendí, perdoné o acepté acerca de mí mismo. Siempre recordaré la vez que me dijo que al margen de ser gay o no, tenía que ocuparme de mí mismo para vivir la vida con total paz, libertad y propósito.
Quiero agradecer a mi madre porque con su apoyo pude iniciar mis terapias. Recuerdo que una noche de octubre años atrás me dijo empáticamente que se había dado cuenta de mi orientación sexual y yo le dije desesperadamente que quería ir a un psicólogo. Gracias a ella es que comenzó el proceso que transformó mi vida. No creo que haya formar de retribuir su sacrificio y discreción cuando más lo necesité.
Quiero agradecer a mi padre porque gracias a él aprendí a aceptar a las personas como son. Comprendí que nadie es exactamente como uno quiere, pero que eso no es impedimento para pasar buenos momentos con alguien o querer a alguien, inclusive si ese alguien tiene muchos defectos según uno. Me alegra mucho haber expulsado mi orgullo y resentimiento para apreciar lo bueno que mi padre siempre ha tenido. Fue algo muy difícil, pero agradezco haberlo superado porque grandes cambios han sucedido a raíz de eso.
Quiero agradecer a mis amigos, por su calidez, tiempo y peculiaridades. No solo me divierto y paso buenos momentos con ellos, también nos unimos para llevar a cabo proyectos a favor de la sociedad. Ellos me han enseñado a disfrutar del presente y a no juzgar a las personas en función de su apariencia física, clase social, posición económica o ideológica.
Quiero agradecer a aquellas personas que me hicieron sentir fuera de lugar, incómodo o no bien tratado, porque gracias a ellas entendí era yo el que se sentía así. Les agradezco porque comprendí que no es válido echar la culpa a los demás de lo que nos pasa o de lo que sentimos. Entendí que si no me sentía aceptado era porque yo no me aceptaba tal como era, y que si quería que las cosas fuesen distintas yo era responsable de ello.
Quiero agradecer a Fer, una de las primeras personas con las que empecé a conversar luego que decidí que estaba dispuesto a vivir mi vida como gay, por ser tan generoso con su tiempo en las conversaciones y por su entretenido y ameno blog. Que siga así.
Por último, quiero dar gracias a aquello misterioso que conozco como Dios, por haber puesto a tantas buenas personas en mi camino, y quiero darme gracias a mí mismo, por haberme permitido vivir la vida contento de lo que soy y lo que tengo, y porque he comprendido que pase lo que pase me tendré siempre.
Feliz Navidad y un Próspero Año 2011. Gracias a ti por haber leído este post. Ahora sí a pasarla bien!
Por Leonardo B (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)